7 dic 2008

Amigos y Amigas, compañeros de viaje.


Ccs, 7/12/2008
3:56 a.m.

Sé que la vida da muchas vueltas. Estoy a horas del amanecer. A horas del silencio. Desearía escribirle una carta a todas y a todos, pero me hallo profundamente en el silencio. Leyendo a Séneca y a Campbell fue propicio el hundimiento en el silencio. Sin otra salida que conversar con el silencio, medite sobre este abismo que propone la noche y deseo transmitirselo a cada uno y una de ustedes. Así,

La muerte del alma es un momento propicio para detenerse y respirar. Volver en sí, abrir los ojos y pensar. Deternese en el exhalar, en el inhalar, el aire, sucumbir como un tonto. Leer palabras, respirar notas. Es tan silenciosa la espera de la muerte, de una noche. El pensamiento ha muerto señores, queda poco de mí. Es tan inhóspito sentirse así, como se nos van las horas de las manos. Cada palabra leída, cada oración recortada. Cada instante abrumado por sí mismo. Me abrumo de los instantes. Es la caída del sol que llega pronto. La ida al allá, a la buena visita del deseo. Hojas y hojas han pasado por mis manos y nada que mis manos pasan por hojas. Nada que mi espera se vuelve hoja y al tanto, palabra. Decidido a respirar, ya no puedo, ni lo intento, no pierdo tiempo. Qué pasará con esto. Ni lo pienso. Amigos míos, que ventura es vivir la noche. Postrarse ante los filósofos y los locos para aprender, para aleccionar la oscuridad y la ternura de la noche. No quiero pausas, ni puntos y apartes, sólo seguidos. Que ventura me he prodigado para estas horas, leerme, ahondar estas páginas. Constituirme en torno de la noche. Sin treguas para zafarme de este claustro. He sido mi pena y mi mora. He sido el letargo de horas. Ya no nombro, me he nombrado. He sido hora, mas no tiempo, sólo hora. Esta muerte sigue, dilata, ensancha mi cuerpo. Hace que extrañe a mi propia familia, a ustedes y a los extraños. Esta muerte me separa del arte y me acerca, de nuevo, al arte. Me hace cuestionarlo, hace de mí una cuestión. Voy y vengo en pregunta, parto de ella y culmino en ella. Díganme, ¿es honor morir así? A dónde voy pregunta Gasset, y Mancera le responde: ¿A dónde más? Al otro, a ese espectro. Sutil espera. Nada tengo. Estoy tan frágil, amenzado por las guerras de mi cuerpo. Cuestionado por mis manos. Ellas no se cansa de hablarme, de preguntar por el loco que se ha ido de mi cuerpo, y que jamás regresará. Es esta noche un diálogo con el silencio. Una cercanía con los demonios y lo ángeles de mí. Papa, nómbreme santo y mañana demonio. Papisa, desnómbreme demonio y mañana santo. En las afueras de esta ciudad hay muchas cosas y conceptos como nuestras casas e iglesias. De resto, todo es marginal como bien decía nuestro Suskind. Díganme amigos si necesito más silencio para hallarle respuestas a mis inquietudes. Estoy aquí para ser taladrado por Kafka, pero no funcionó. Han pasado las horas y me he hundido. Han pasado horas. Ha llegado. Una pausa.



4:24 p.m.


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Luis Mancera
Caracas, Venezuela.

17 nov 2008

18° Pasaje

Dicen que los hombres mueren al ver la luna con la cabeza a 90 grados del raz de sus hombros. Esta noche varios de ellos han muerto. La luna cavila sobre los ignorantes que duermen sin cesar, sin espera. Allí están los cuerpos en el patio de la casa, todos amontonados y gastados a la espera de ser quemados. Mis tíos salen a pinchar los cuerpos a ver si queda alguno que otro vivo. Realmente no lo creo. Mis ojos no se cansan de ver con jolgorio aquella fiesta de cuerpos colgados, tenues, tibios. Algo chorrea sobre ellos, no estoy seguro que sea sangre. Puede que sea sudor, ¿pero estos seres sudan? No lo creo, que va. Mis manos se apoyan de la ventana, han pasado horas, han permanecido estáticas. Quieren observar la cuerda que degolla, pero mis padres me prohiben pasar la ventana. Mis manos despiertan, porque escuchan los alaridos de muchas personas que provienen del otro patio. Una larga humareda negra resopla con alaridos. Ha comenzado el otro festín.

Un sueño de ayer

1 ago 2008

17° Pasaje

Aquel joven susurraba su amor al oído de su joven. Y desde aquella respiración, todo cambió. Ellos siguieron siendo otros.

16° Pasaje

Como en un acto de vida solemos darnos miradas. Entre tanto el pecho se abre a respiraciones inauditas y como en una especie de arrebato, nos quedamos callados con una mutua y leve sonrisa.

27 jul 2008

15º Pasaje

Que no te asuste el mar, ni el lago, ni la flor. Que no te asuste el silencio, ni el ahogo, ni el fin. Que no te asuste el regreso, la partida, el saludo. Que no te asuste el frío, la soledad, el vaivén. Asustaste de tí cuando sepas lo que vas a hacer contigo. Y no dudes en saltar, en hundirte, en nadar, en respirar cuando ya estés allí, en la entrega. En la mismísima entrega.

Buen día.

14º Pasaje

Bendita hora en que vienes ante mí y no tengo respuestas, sino un largo silencio. Tú, sin armas, sin vestiduras, sin sandalias. Calma, mi regazo es tuyo. Queda poco tiempo para tu ahogo, es inevitable. Estaré allí, contemplando tu muerte. Ese instante cuando el cuerpo se duerme entre sus propios huesos y se inicia esa danza de olores particulares. No temas, hacia ese fin vamos todos.

14 jul 2008

12° Pasaje

Deseo hundirme en el silencio
el pesar no es de los labios
son la manos me agoto

deseo hundirme al margen
en el límite
donde mis piernas ya no aguantan

donde mi respiración entrecortada
no tiene más espacio


esto es un vacío

3 jul 2008

11° Pasaje

Lástima que se haya perdido tiempo.

Lástima que esté tan desnudo mi cuerpo.

Lástima que no sienta nada.

Lástima que sea verdadero.

Lástima que no me engaño.

Lástima que no te entienda.

Lástima de nuestro destino.

Lástima de tu soledad.

Lástima que ya no haya reparo.


Lástima que no te des cuenta de

cuanto puedes cambiar casi todo.


...

28 jun 2008

10° Pasaje // Al son

Al son de tus dedos coloreo mis manos, como si bien supiera manejar mis recuerdos. Olvido tus manos, me olvido del santo y seña, de ese juego de manos. Ya nos olvidamos del acariciar de nubes. De ese tonto juego del que pertenecemos. De ese tonto instante que solemos llamarle culpa, silencio, culpa.


¿Cuál borrasca nos lleva, nos trae, nos vomita? No lo sé, ni que fuera Dios para responder tal pregunta. Pero hay una sola cosa que no sabes, y es mi presente. Esa tortura que flagela y me da placer. De ese ir y venir que no dice nada y hace mucho. Ahora pruébame, para que sientas cuán áspero y frío estoy hoy día.


Dicen que mi palabra es erótica, dicen que mi palabra es maldita, dicen que mi palabra está condenada, dicen que mi palabra pertenece a un hombre, dicen que mi palabra no es mi palabra, dicen que dicen, dicen que soy, y a fin de cuentas, no dicen nada, no dan con una.


Esa noche fue peligrosa. Tras el baile, tras el vino, tras el perfume, lágrimas, sudor, paciencia, nada, mucho y nada. No le consigo sentido, ni me lo darán. Esa noche dejé la pluma en tu habitación, en ese mundo a media luna, tan vacío es tu cuarto. Ahora siendo responsable de mi caída, espero por mi pluma.


¿Qué te trae a este mundo de mortales, pobre hombre? “Ser libre, señor.” Haz silencio que haces ruido. No hay espacio para terceros, para indignos, para cuerpos sucios. Y a fin, no hay espacio para libertad alguna. No la pienses, no la veles. Despídete ya de tu cuerpo, que vuestro cuello espera.


Palabrotas pronuncia tu placer, palabras pronuncia tu cuerpo. Desdibújate, hazte sábana, que el silencio baila por nosotros, penitentes de esta vida. Tus andanzas ya no valen nada, arrodíllate, recibe este amor, que nadie puede decir nada. Dile a tu alma que se calle, que haga silencio, que perturba la mía.


Noche bendita, vocifera mi perro. Grita, aúlla, ladra, se transforma en algo. Perro no te agites, no te alarmes. Quédate allí. Que él no hace nada, él no se mueve, no respira, no siente, sólo quiere de nosotros. Él se quedará en esa esquina, silencioso, sólo nosotros, querido dog, podemos verlo. So.


Cansado de este silencio, me canso de mí. Me tomo un baño caliente y me quedo tres horas bajo la ducha. Pensando en ti, en tu cuerpo, en esa distancia que nos aleja. Te dije una vez: “tú allá y yo aquí”. Ahora me arrepiento. Me arrepiento de este destierro que impuso el destino.


Suelo hablar con la lluvia que cae sobre mi rostro, pero ahora, no lo hago. Me da nostalgia. Me toman los celos, me hacen el amor, lucho con ellos. Es un asunto de violencia. Mi sangre, la que sale de mi boca, me lava el pecho y el corazón se relaja, se toma un instante. Respira para regresar a la lluvia que cae.


¿Qué pasa, amante? ¿Le temes a mis manos y a mi silencio? No te detengas, no hagas pausas en esta respiración. He crecido, estoy a la altura de tu voz. Puedes domarme, pero aprendí del buen oficio. Puedes gritarme, pero tranquilo. Nos vemos en la oscuridad, o en cualquier rincón, y conversamos.

22 jun 2008

8° Pasaje

No pido paz en la voz, pido la guerra, la lucha armada, de palabras en la voz.

7° Pasaje

“Seguir la vida mejor, no la más agradable, de modo que el placer no sea el guía, sino el compañero de la voluntad recta y buena. Pues es la naturaleza quien tiene que guiarnos; la razón la observa y la consulta. Si conservamos con cuidado y sin temor nuestras dotes corporales y nuestras aptitudes naturales, como bienes fugaces y dados para un día, si no sufrimos su servidumbre y no nos dominan las cosas externas; si los placeres fortuitos del cuerpo tienen para nosotros el mismo puesto que en campaña los auxiliares y las tropas ligeras (sirven para servir, no mandar).”

Lucio Anneo Séneca

19 jun 2008

6° Pasaje

Un hombre cercano a mí, pregunta por el significado, por el valor del escribir. Y más allá, pregunta de nuevo, como llevado por la intriga, si no basta con sólo vivir lo que ya ha sido escrito.


Compañero, todavía no ha entendido el tormento de quien escribe. De ese hombre o mujer que se postra ante un papel para no decir nada y 'tratar' de congelar, casi todo, en ese mismo papel. Se dice que no hay valor en la palabra, en lo dicho del escribir, porque es nada y su valor es casi nulo. ¡Pero qué placer es estar postrado ante un papel si el vivir no te da ni una miserable gracia de aire!


Y si nos dicen los enfermos, porque es un tormento no reconocer que sólo basta con vivir, pues bien dicho está el apelativo.


Y qué es el escribir, bien preguntas compañero. Pues no sé que responderte porque hace meses que no escribo, ya que distraído en vagos sentimientos me percaté que dejé mi pluma en bolsillo ajeno. Pero me queda un recuerda sobre aquello, el escribir:


Sólo es posible escribir en cuanto sea posible dejar de vivir. Cuando sea posible vivir, allá recuerdos que sólo mantendrán el escribir, si pueden.


Escribir, compañero, no es una pena ni una condena, es algo que nadie entiende. Y le pregunto, ¿me hice entender?


Espero haber dado respuesta.


Saludo

15 jun 2008

Pasaje 5°

Un cuerpo autodidacta

Nos preguntamos por las cosas, por esas que no se acaban nunca. El cuerpo, es una de esas cosas. Nos pensamos, rodeamos, nos ingerimos como el café. Y basta no hallar una respuesta para echar un vistazo a otro cuerpo y entender (buscar, como quieran), de nuevo, esa respuesta. Sin embargo, la pregunta se hace más tediosa y asquerosa cuando no hallamos nada en ese otro cuerpo. Sin ropas sin palabras, el cuerpo no lo desarmamos. Nos desarmamos, damos de baja nuestra paciencia.
Instalados en nuestro cuerpo o en el cuerpo del otro, hallamos respuestas superfluas, casi invisibles. Imperceptibles a la luz artificial. Casi visibles a la luz del mediodía. Sin embargo, instalados, casi apoltronados, seguimos en silencio o con palobrotas intentado calmar la violencia de nuestros preguntas sobre el cuerpo. Me dieron cuerpo, me hicieron cuerpo, me han hecho cuerpo. Qué necesidad habrá de saberlo.
"El cuerpo se mide con los pies", "el cuerpo se destruye con las manos", "el cuerpo es nuestra soledad", "el cuerpo es el castigo", "el cuerpo es el medio", "el cuerpo es el templo", "el cuerpo son pensamientos", "el cuerpo es silencio", "el cuerpo es cuerpo", "el cuerpo es y será cuerpo, más nada". ¿Y para usted qué es el cuerpo? ¿Qué es ese lugar, ese sótano, esa demencia?
Basta dos vinos, dos cervezas, dos tragos extraños y... no me acuerdo que hizo mi cuerpo. Y, entonces, preguntamos, a lo estoico: ¿Ja, qué hice con mi cuerpo? ¿Qué ha hecho él conmigo?
Absoluto silencio.

1 may 2008

Pasaje 4º

Mi cuerpo ha accedido a un extraño ritual de sensaciones. En este mundo, le solemos llamar abstinencia. En otros, privación. Y en unos cuantos, liberación. Sin embargo, este avatar que toma mi cuerpo, no tiene significado alguno. Es una simple época corporal donde se congelan aún más la nieve y las hojas. Y me pregunto: ¿es posible encontrar la liberación en una época tan hostil que el mismo cuerpo se impone? Y me respondo: sí, lo es. Es posible abrir mis ojos congelados.
¡Qué extraño es esto!, hallarse mudo, sin boca, sin labios. Hallarse en una taza de frío licor. Y no soy yo, sino mi cuerpo. Un extraño pedazo de mí a la deriva del cielo. Volando, inerte, de nuevo. En abstinencia de palabras escritas, sólo de electrónicas. Un cuerpo sometido a sus límites. No intento hallar explicación a esto. No intento describir. Sólo explorar.
Este es un ritual de emociones cutáneas. La risa es hipocresía, la palabra diplomacia. Mi cuerpo es la copia exacta de otro cuerpo, de otros cuerpos. Una piel que se parece a otras pieles, una palabra que se parece a otras palabras. Lo he percibido: esos cuerpos han dejado sus huellas en mi cuerpo. Como transferencias de fantasmas, de puertas. Una luz ha quedado en estas manos.
¡Qué belleza! ¡Qué honor! Vivir el invierno de mis manos. Hallarse sin sentidos, sin prejuicios. Libre de todo sentimiento bueno. Atado al primer movimiento, la mirada. Basta.

23 abr 2008

Pasaje 3º

Menos mal que para los errores están las disculpas, pero para los recuerdos los besos.


Escrito: 16/08/2005
En: Cuaderno Verde

22 abr 2008

Pasaje 2º

Partir del silencio es cuestión de quedarse callado, no mirar, no decir ni un pensamiento.

¿Qué he hecho?
De todo, de todo un poco. He hecho de todo, pero todavía no completamente todo, para poder decir de todo.

He hecho de todo un poco:
Amar. Odiar. Sentir rencor. Desear. Provocar. Perseguir. Querer. Soñar. Aprender. Dañar. Culpar. Aceptar. Aceptar la culpa. Decidir. Silenciar. Silenciarme. Prohibir. Trasgredir lo prohibido. Prohibirme. Sentirme. Desviarme. Volver. Irme. Ir. Venir. Regresar. Respirar. Oler.
Creo que he hecho de todo un poco.

Escrito: 23/04/2007 1:12 a.m.
En: Cuaderno Rojo

Pasaje 1º

No sed
No agua
No placer
No pensar
Negar Sentir Oler

Palabras Dimitir
Oír
No Escuchar

Toca la puerta