25 dic 2018

194° Pasaje

Uno pudiera decir que está ahí. Que uno lo respira. La intuición dicta que ahí está el temor.
Uno se cansa, mas no pierde.
Si alguna vez pudiera decir algo es solo manifestar que lo viví. Que estuve cerca de esto.
De lo cruento que es poético. Doloroso, pero poético.
Sí, el dolor tiene poesía. La incentidumbre también tiene su poesía.

esta es una parte
la otra parte es la vida misma de su sonrisa
él está ahí
ajeno, en sus propios enredos
con su cabello canoso, suelto
sonriente tembloroso
valiente, audaz
firme y cortante
con temores y decisiones

más allá de las fronteras
está él
liviano y dulce como un durazno
preocupado, angustiado
terco y analítico
quién sabe
su mirada es vida pura
inocente                           perverso

así vamos
hilando

¡ah!

me faltaba el otro
el del tormento encarnado
el reencarnado
el de la melena vivaz
ese es otro
que me hiere con su voz
ahí está
asumo que está
también en sus delirios                y sus propios rollos
quién sabe

uno se cansa, mas no se pierde.

24 dic 2018

193° Pasaje

si supieras lo que has provocado por ese mentón
montaña con riscos bien calados
osada sonrisa
achinar de ojos
eso eres                                              siempre olvido lo joven que eres y lo viejo y audaz que no
recuerdas que sencillamente hay que respirar
así eres, un maleable sentir
tu canela piel es mi encuentro
sudado, árido, terso o tosco
así andas
así te he palpado
así te he besado
así te he sonreído
una amistad erótica
¿es así?
alianza de hombres en sus silencios
necesidades cesantes diarias
complejidades, humores
furtivos encuentros
celos en celo
sudores
carcajadas
perplejidades
testigos del horror
de no tener
y de tener
de vivir el azar
de testimoniar la vida que nos tocó
de hundir el hacha de las verdades
si supieras que estos versos tienen formas de tus acantilados
tu barbilla
ese olor
ese color
árabe, morisco, una vaina eres                      o fuiste
quién sabe
ni sabes
sí sabes
pero te haces el pendejo
divino
cautivo
inocente
perverso
mentiroso
delator
así eres
mágico y profundo
tremendo confidente
por ahora
en este horror
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27 nov 2018

192° Pasaje

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silencio patriarcal

27 ago 2018

191° Pasaje

Polvo eres, polvo me tienes

Así se marca el verso de un hombre sobre otro hombre, en el que acuerdan herirse uno al otro.

Para grabarse la piel de un hombre se requiere mucha paciencia, sonrisa y ternura,

pero también sagacidad feminista.

Hay que conocernos nuestras heridas, la falta, el polvo como ausencia

me tienes en el instante del acuerdo, de la amistad

el vaivén de tu tiempo

mi espacio cómodo de la espera
mientras pueda terminar estas tesis que me complica "la realidad"

a mi suerte, he vivido de ti y de tu polvo la dicha del pacto masculino

esa condición abierta,
fraternal
amorosa
fogosa
salvaje
íntima
secreta
lasciva
sincera
de pacto, pues

la conversación es un punto de honor

la hospitalidad es vital

la corresponsabilidad es requisito

la sonrisa es el regalo

la mirada silenciosa compartida es el código de ética

así

polvo somos, polvo nos tenemos

así se pacta entre la amistad y el deseo en los tiempos líquidos

de mis veintitodos, casi abriendo los treinta.

14 may 2018

190° Pasaje

Verse al espejo
devorarnos frente a él
de eso se trata -- o se trató
quién sabe

bueno sí.
Ellos lo saben.

Nos dejaron la firma, pero también la caricia
la silenciosa condena
nos cumplieron el deseo
el capricho y el reproche
nos dejaron el buensabor

pero no creas, níveo
también nosotros los jodimos

les dejamos nuestros aromas
las carcajadas
las locuras
la intensión

los dejamos tensos
arrojados por nuestras locuras
quién sabe
a lo mejor siguen aullando a la luna
ellos también lo padecen

pero es innegable, que seguimos esperando que se vacíen en nosotros
es así, níveo

que se vacíen entre nuestras piernas
y las silenciosas miradas

por ahora nos agarra la pelona
la mandrágora
nos colocamos -o nos colocan- el hilito de Ariadna
nos volvemos locos
apretamos el vientre
se cuaja lo vital
aguantamos las ganas
y nos devora la impaciencia -bueno la mía.

Su sonrisa volverá. Su mirada implacable volverá.
Su forma de quitarse los anteojos y hurgarnos la mirada, volverá
quién sabe, níveo
el puerto espera
su palabra feroz, nos espera

o simplemente, devoramos
temerosos en la imaginación
parpadea
ahí está el espejo.

29 ene 2018

188° Pasaje

Llevo horas en un despertar profundo ante el ego. Ese que arrastra a los hombres al abismo más indeseado: tener certeza de sabérselas todas y cada una, de la vida y la muerte, de sus aciertos. Me saca de quicio escuchar a ese hombre decir: sí, lo sé. No hay dudas de él, no hay capacidad de asombro, su sangre es fría. No lo ve.

En estas horas, otro despertar acontece en mí ante el espejo. Ese otro que me deja absorto, no me desnuda, no me interpela, no me arrastra ni enamora, solo me invita a caminar el jardín frío del corazón. Me saca del lugar de la palabra. Me extrae la lengua como danza balinesa. Es un semidiós inundado por dudas, temores y afán. Es semidiós porque es terrible y su condición humana es terrible. Su sangre es tibia. Lo ve.

Hay que despachar cuerpos y corazones como si fuese el repartidor de periódicos. No con la acción de entrega, sino con la acción de expulsión, de abandono. Me harta la sombra que vive de mi Luz. Me harta ese cuerpo asombrado que vive de mí y luego me inculpa por mis errores. Yerro, sí. Pero vives de mí. De la fuente. Hay un triángulo que traes, cobarde. No seré quién habite tu estrategia de supervivencia, tu estratagema darmática.

Habitar la soledad implica encuentro con el ego y el espejo. Es la preparación al encuentro con el sensei y del mago, la vestidura y la investidura, portar la katana y el báculo luego del entrenamiento necesario. Es la presentación del terreno de guerra, pensar que se está en ella, cuando agotado y destruido ya, cuando arrojado se yace en el suelo, cuando reinan la deshonra y la confusión, ahí inicia la preparación de la investidura para la guerra. Ese irremediable encuentro con el ego y el espejo. Diez años de mi andar para comprender esto. Gracias, José Miguel.

Sus nombres y sus acciones son señales cósmicas; sagradas o profanas, o ambas, pero cósmicas en el fondo de esto. La dicotomía occidental me harta, me hartó y me hartará. No pretendo elegir entre uno y otro, entre la "certeza" engañosa de quién todo lo sabe y la "certeza" arrogante de quién todo lo pretende. El espejo interviene deus ex machina ante el cuerpo adolorido para agudizar su pesar al encuentro con la Luz que nos habita. Si no, qué entonces.

Es necesario el si no, Odiseo.

7 ene 2018

187° Pasaje

Sobre los cinco misterios del rosario de mi cuerpo


Hace poco, entre finales del año 2017 y principios de 2018, escribí —parodié según los postmodernistas— sobre los bordes o debilidades, incluso oscuridades, de eso que llaman masculinidad, ser hombres y más, estar torcidos, con la yuca amarga o la fruta podrida. Intenté nadar entre los misterios de nuestros  cuerpos y humores masculinizados rumbo a la feminización de estos por el hecho de pensarlos y meditarlos. Estamos hechos de dudas, los hombres nos sentamos sobre dudas. Seamos torcidos o enderezados, porque nacido correcto no lo fuimos. 

Los misterios son cadenas de dudas densas sobre nuestras sensaciones no escuchadas. No obstante, habrá una minoría, una media o un sector que haya logrado palpar ampliamente su misteriosa entereza masculina, y haberse permitido que le temblara la cultura, los tejidos y la moralina de mujeriego y de hombreriego, machista y libérrimo al fin y al cabo. Seamos de esta última banda liberada o de la otra alienada, caminamos con dudas, nos pensamos con dudas, el no sé nos atraviesa y paraliza frente al cuerpo de mi igual.

¿Qué palpita en ese hombre que recién ha hecho el amor? ¿Cuál amor? ¿Amor bestial? Volteo esa pregunta del libertino Chino Valera Mora. ¿Qué palpita en las entrañas de ese hombre hetero conquistado por un hombre homo? Dónde está la traición y el traicionero. El abismo de las dudas se abren entre sus miradas, sonrisas sonrojadas y necesidad de escuchar (?) la mente (?) del otro. Pareciera que ellos quisiesen escucharse sus culturas, la cultura del otro: qué hace, qué piensa, ese anillo que le pesa, esos tatuajes que lo distinguen, uno rígido y sudoroso, el otro jueguetón que no deja de parpadear y sonreír.

Hay que rezar el rosario de vez en cuando. Rezarnos el cuerpo, llevar las cuentas de los esquineros, de las curvas, de las caricias, de las dudas y los gemidos. Hay una hermenéutica de las pieles, de eso al menos se intentó en este andar. 

4 ene 2018

186° Pasaje

Anunciación de un No País

Quinto misterio

 Negarse
Decirse no puedo
Desconocerse
Humedecer el espejo
Desdibujarse
Marearse de tanto pensar
Perder el filo
De la idea
De la cosa
Del trazo
Negarse
Asustarse
Engullirse
Oscurecerse
Negarse

Eso
Se habita.