Verse al espejo
devorarnos frente a él
de eso se trata -- o se trató
quién sabe
bueno sí.
Ellos lo saben.
Nos dejaron la firma, pero también la caricia
la silenciosa condena
nos cumplieron el deseo
el capricho y el reproche
nos dejaron el buensabor
pero no creas, níveo
también nosotros los jodimos
les dejamos nuestros aromas
las carcajadas
las locuras
la intensión
los dejamos tensos
arrojados por nuestras locuras
quién sabe
a lo mejor siguen aullando a la luna
ellos también lo padecen
pero es innegable, que seguimos esperando que se vacíen en nosotros
es así, níveo
que se vacíen entre nuestras piernas
y las silenciosas miradas
por ahora nos agarra la pelona
la mandrágora
nos colocamos -o nos colocan- el hilito de Ariadna
nos volvemos locos
apretamos el vientre
se cuaja lo vital
aguantamos las ganas
y nos devora la impaciencia -bueno la mía.
Su sonrisa volverá. Su mirada implacable volverá.
Su forma de quitarse los anteojos y hurgarnos la mirada, volverá
quién sabe, níveo
el puerto espera
su palabra feroz, nos espera
o simplemente, devoramos
temerosos en la imaginación
parpadea
ahí está el espejo.
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