30 ago 2009

34° Pasaje

Silenciosamente, me siento sobre la silla, las manos sobre el escritorio, la mente en el diario y los sentimientos en la pluma. Esto lo haré por un largo tiempo.

33° Pasaje

Maldita sea la hora cuando llegó esta hora. Maldita sea una espera a nada. Apostar a la incertidumbre. Maldita sea esta hora. Esta noche. Estas miles de palabras que no puedes oír. Este olvido que no puede ser olvido.

32° Pasaje

Creías que solía ser un chico tranquilo y persuasivo, monótono e inconforme. Pues esta playa me viste y me calza de piel. Y crees, intuyes, que permaneceré allí. No, soy ola. Respirar miedo es enterrarse vivo en la arena caliente de esta mañana. Saber si bañarse desnudo o con ropa interior, pero en fin bañarse para olvidar. Entretenerme un rato en la gaviota que sobrevuela la arena y en el ruido de la ola cuando rompe sobre el suelo. Aborrezco cuando creen que no siento y pienso. Pero admiro que lo ignoren, porque creerlo quita un gran peso. He dedicado largo tiempo al silencio, mientras me baño en la ola. Eso al parecer es fácil. Pero no. Tampoco es fácil ver cuán difícil es dar un paso. Yo no bailo para vos. Ni siquiera para mí mismo. No me interesa.

Creía que podía sostener este caballo negro de sentimientos. Lo he logrado. Pero como mal marinero conduzco un barco sin horizonte, en plena marea. Y bien se siente si navego con gritos al fondo. Ahora, un poco diferente, si es a solas. Creía que solía vivir. Pues esta playa, que me viste y me calza, me ha dejado en claro que ni siquiera vivo. Aplaudo este recuerdo. Largo tiempo lleva al marinero en aprender a manejar barcas oscuras. Y más, si esa es su debilidad. Y vaya si la barca no entiende este mar. Sombrío horizonte que da vida en mi pecho.

Solía reír. No lo sé. Escucho el arrecife darme ruidos, respuestas. Barcas que entre agua y madera llevan a un marinero a sutil viaje. Otra vez a solas, otra vez a tientas.

20 ago 2009

31° Pasaje

Él por las noches respira las ganas de morir, respira las ganas de vivir y tiene el hilo en sus manos. Él respira la noche y se inquieta a sí mismo. Tiene ganas de vivir y morir al mismo tiempo y sobre sí mismo. Él -por esta noche- es temeroso de sí mismo, del estómago que le suena y le cruje de intuición. Se vale de imágenes lentas para respirar esa intuición, se vale de su precaria razón para andar a caminar algún pensamiento. Él suele ser algo, objeto, cadencia filosófica de su nombre. Él intenta no ser él. Eso lo impulsa a él, es decir, hacia sí mismo. ¿Me explico, cierto?

14 ago 2009

30° Pasaje

Bebo tu olor.
sonora piel

cautiva.
ensordece

duerme

dilata
calma respira

Bebo tu olor.
te me vas por los poros.

se me va en el vino
te quedas en la sonrisa

Y sigo bebiendo tu olor

29° Pasaje

"Buenas noches"...

Así inició aquel comentario de un desconocido.
De aquel que vive lejos y descansa en silencio.
Al parecer algo lo asombró, nada lo asombró.
Falsa alarma en falso cuerpo.
Quisiera aquel buen hombre regresar, pero nada.
Ya todo es frío, sin ansiedad, sin menos.
Algo retumba en esos versos y son los ruidos.
Son los recuerdos en ruidos al leer.
Las clavijas de las páginas al leer.
Las cosas que ése hombre no puede entender.
Así fue esa noche.
Un "Buenas Noches".