Así como se abre la puerta, se cierra.
Lo que interpela, también neutraliza.
Podría ser la paciencia un recurso interesante, pero la sonrisa tuya es inacabada. Esconde sus secretos y dudas.
La vida es un solo palmazo en la espalda,
ahí no hay duda.
Ahogarse en el mismo tono de la melodía,
silenciosa mirada cómplice de quien sabe que no terminará bien.
Amarga la rutina del miedo,
del qué dirán,
de un paso atrás.
Es más sencillo de lo que parece,
pero no vemos la vida de la misma manera.
Así dicen nuestros cuerpos.
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