Te hurgué, te sentí, me dejaste ser en ti.
La posibilidad de deconstruirte, en cómo me deconstruiste, la cumplí exactamente cómo lo quería. Tu filosofía no llegó a dejarme en plenitud, pero sí en la vía de tenerla. Sí fuiste la suficiente en enseñarme el camino bipolar entre lo correcto y lo incorrecto, tan necesarios para vivir y convivir junto a otros. Me dejaste que hiciera de ti un añico de análisis y putrefactas apreciaciones. Me dejaste que hiciera de tus rincones y tus lados oscuros, poemas y trazos enteros. Sentí tener tus amaneceres en mí, fueron grandiosos, tan grandiosos como los orgamos que puede vivir en secreto y en silencio. Tus atardeceres fueron distintos, intocables, inrazonables, más grandiosos y muchísimo más placentero. Sí, lo admito, lo admito en silencio, fui tu amante. El desdichado amante que se admira por curvas y gotas de frío desconocidas. Un amante no de tu viejo mundo. Un amante de tu vieja y degastada usanza. Sentarme a tu lado para respirarte, desearte como bien se puede desear una taza de chocolate caliente. Ni hablar que me diste de comer, pero no soporté nada de esa comida tuya. Fue extravagante el asunto de comer. Empero, no pude soportarlo. Ni hablar de tu noche, de nuestras continuas noches juntos, no hablar de tus estrellas, tan lejanas a las de mi tierra. En mi tierra son más cercanas e inagotables, las puede rozar con los dedos. En fin, fuiste mía. Y no sé si la poética me lo permita, o el kilometraje romanticista me lo permita; pero, fui todo suyo. Dicen de mí que cambié, que usted me cambió, que usted me tuvo para cambiarme. Sin embargo, me mantengo por días en la idea que fui yo quien decidió cambiar. Cambiar no tanto como trasto, sino como valioso bien. Usted ha sido mi curva preferida, mi rincón de lejos, de esa curva que puedo -de tanto en vez- visitar y hacer -una y otra vez- mía. De mí, no te he dejado nada. Pronto, seremos algo. No me consumaré en ti, pero de nos podremos hacer algo mejor. Insisto, usted ha sido mi cadera preferida.
A ti, Madrid.
1 comentario:
No siempre comento tus escritos ... pero casi siempre paso por aquí.
" De mí, no te he dejado nada"...
No quiero desilusionarte ... pero es imposible!!!! Dejaste este texto.
SIEMPRE SE DEJA "algo".
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