5 oct 2009

40° Pasaje

Sobre Wilde y tu


Una vez hablé con Wilde sobre ti. Hablamos por largo rato. El cantinero creía que yo era un amante más de Wilde. Triste por él, yo era el amante de otro amante. Wilde que no sabía nada de mí, sabía mucho sobre ti. Él me había recibido con los brazos abiertos, como un buen amigo y me dijo, "léete esto y aquello, y verás cómo podrás amarlo olvidándolo". Mi rostro perplejo no descansaba de su expresión de molestia y placer. Un rostro ambigüo. Esos que tanto provoca Wilde cuando hablamos. Me trato como un coleto cuando me dijo que no leiste ni siquiera los trece "poemillas"... Así suele hablar Wilde. "Amigo, desisto, ese hombre lo amo, pero amo al vacío..." allí, justo en esa palabra me detuvo Wilde con su mano sobre mi boca. Él me dijo con leve sonrisa que el vacío es la primera cita del amor y luego, la misma rutina de siempre, hasta que flote esa pasión. "Todo será igual"... "viaja, Luis, viaja... viaja lejos, viaja a las montañas, vete a los desiertos, huye lejos... pero viaja" Todavía resuenan en mí las palabras de Wilde, su mirada, su enorme sonrisa, su gesto del "viajar". Wilde, querido y amigo mío, extraño nuestras conversaciones. Extraño que me hables de él, extraño aquellos momentos cuando sabía algo de él. Wilde, por qué te fuiste. Necesito que me hables de él. Ha pasado tanto tiempo. Mucho tiempo desde que te fuiste. Ya el bar y el cantinero no son los mismos. En esta vida no se puede vivir de cartas y misivas. Sólo espero que vuelvas, amigo Wilde. Y así sabré algo -así sea muy poco- sobre él. Amigo, desde nuestra última conversación han pasado muchísimas cosas. Tantas que ni Orión ni Neptuno tienen cabida para lo vivido hasta hoy. Y vaya que me dejaste tu diario de alcoba antes de irte. No sé qué podría haber hecho. Lo pensé, pero ahogarme en licor no fue una muy buena salida. Me encerré en tus páginas. Amarillentas páginas. He cuidado mucho tu diario. Pero de nada me sirve vivir de páginas, de papeles, de mí. Ansío tu llegada, amigo Wilde. Mis manos han cambiado. Estoy un poco más grande y más viejo. Joven viejo, como siempre. Viajaré pronto. No sé cuánto pueda resistir. Pero lo haré por nosotros, por nuestras conversaciones.

Sin más,


Luis
tu joven

1 comentario:

vico gonz dijo...

Que buen texto. Se desliza por los ojos y hace ruido en la mente al entrar.