Bendita hora.
Maldita hora.
Llegas a mí, olvido de mí, y mil ahogos en unas teclas, en dedos virtuales, en labios casi olvidados.
Por qué en este momento. Por qué esta vez. No me unas a ti. Maldita vez que me ataste.
Llegas por una cantante brillante. Y llegas brillante, como olvido. No ates, no ates.
Esa voz al oído... nada...
Cantaré por tu olvido la noche de este sábado.
Bye
Lu