25 dic 2016

168° Pasaje

Los venenos son letales, silentes. Densos que se meten en la sangre, voraces. Secuaces y discursivos,  multiorgásmicos tántricos.
Los venenos llevan al borde, liquidados por la sinrazón, pero reinados por la densa necesidad de la apetencia.
Así se mueve el veneno, lentamente. Hace daño, quema poco a poco, se mete.
Te hablan al oído, te hacen sudar al solo susurrarte, ese es su estrategia de poder.
Hay sometimiento
No hay duda qué gusta y qué aborrece
Los venenos son buenos.
No hay duda, hay que sostenerlos con
sangre

167° Pasaje

Tu barba y tu risa son mi droga.
Deberían ilegalizar y así encarcelarme de una buena vez en la mazmorra.
Impertinente, fracasado y malcriado me coloco ante la imposibilidad de tenerla.
Carajo. Mil veces demonios. Y mil unas cuantas noches planceteras contemplando tu belleza esquiva. Tratando de hallarle versos a sus bellas formas. Dormitas, yo cincelo palabras a tu piel.
Ese es el acuerdo de este silencio. Te me clavas y simplemente soporto el ardor de saber que estás aún ahí. Respirando vida.
Ese es el acuerdo. Esperar sentado el turno de verte sonreír.
El acuerdo entre mi fracaso y los versos cincelados.